jueves, 30 de diciembre de 2010

Regalos

Lo buscaba, lo deseaba, lo planeaba, lo soñaba, lo dibujaba, lo imaginaba, lo veía, lo tanteaba, lo añoraba, lo extrañaba, lo recordaba, una y otra vez ese momento.

Solo paso una vez, pero basto para que mi corazón de hielo empezara a derretirse. Ese agua, pura y cristalina que bajaba por mi corazón y se repartía equitativamente por mi cuerpo hacia mi piel para darle color, suavidad, humedad, olor, pasión que se desataba como un dragón enjaulado, que no soportaba el contacto físico, no soportaba ese agua, su ardiente pasión, no podía soportarlo, pero aun así lo quería para él solo. 
Otra vez a sucedido, sin que yo esperase más de un apretón de manos, un abrazo pidió, sugirió, hablo, da igual, tan solo sé que se cumplió. 

No fue como las películas, no sabia actuar, después de tanto tiempo pensando en ello, al final resulta que la practica no es tan fácil como uno piensa. Pero da igual, el gesto basto, se cumplió, se completo y un abrazo con mi mejor amigo fue la cura, la purificación, el rejuvenecimiento de mi alma y para este nuevo año que entra, se agradece.

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